sábado, 14 de diciembre de 2019

Apenas ayer era joven

Un amigo de toda la vida me mandó esta carta y creo que vale la pena compartirla

Son las 6:00  pm y con una taza de café en mano pienso y hablo solo pero... a ti te lo comunico así: El tiempo tiene su manera especial para tomarnos desprevenidos al paso de los años.

Me parece que apenas ayer era joven. 
Pero no. 
En cierta forma parece que fué hace mucho tiempo.  
¿A dónde se fueron los años?
Sé que los viví.
Tengo visiones de cómo fueron y de todas mis esperanzas y sueños.
Pero allí está.

Ya llegó el otoño de mi vida y casi me ha tomado por sorpresa.
¿Cómo llegue aquí a mis 60-70 años tan rápido? 
¿A dónde se fueron los años de mi juventud?
Recuerdo que pensaba que ese otoño estaba tan lejos que no podía imaginar cómo sería.

Pero me llegó.

Mis amigos están jubilados y se vuelven 'canosos'  Como yo, se mueven más lento.  Algunos están en mejor forma, otros peor que yo, pero en todos veo el cambio. Eran jóvenes y vibrantes como yo. Pero la edad empieza a sentirse y a notarse. Ahora somos aquellas personas mayores que nunca pensamos que seríamos algún día.
Tomar una siesta ya no sólo es algo agradable como era ...
Ahora es algo necesario y obligatorio. Porque si no lo hago por propia voluntad, simple y sencillamente me quedo dormido donde me encuentre sentado.

Así he entrado en esta nueva etapa de mi vida  
Casi sin preparación  para sufrir dolores y achaques, y la pérdida de fuerza, agilidad y habilidad para ir y hacer las cosas que quisiera.
Pero lo que sí sé, es que este otoño se irá más rápido.

¡Entonces empezará otra aventura!
Quizás habrá algún arrepentimiento por haber hecho cosas que hubiese querido no hacerlas, y por no haber  hecho cosas que sí debí hacer.
Pero hay muchas más con las que estoy contento.

Si todavía no te ha llegado tu otoño, déjame recordarte que vendrá mucho más rápido de lo que piensas.

Entonces: Cualquier cosa que quieras lograr en tu vida hazla ahora, rápido.
No lo pospongas por mucho tiempo.
La vida se pasa pronto. Haz todo lo que puedas hoy, porque nunca estarás seguro si ya estás en tu otoño o no.

Sólo DIOS sabe si podrás lograr vivir todas las estaciones. ¡Así que vive el hoy y el ahora, y dí ahora las cosas que quieres que tus seres queridos recuerden ..!
La vida es un regalo que DIOS nos ha dado.

Haz de este viaje algo único, agradable, fantástico para tí y para tus seres queridos, tus allegados y en general para los que te rodean. ¡VIVE BIEN ..!!! ¡Goza tus días ..! ¡Haz cosas agradables ..!
Sé felíz.
Recuerda

'La verdadera riqueza es la salud. NO las piezas de oro y plata, o el dinero en el banco, ni las cosas materiales que cuando te vayas de este mundo no valdrán nada para tí.'

Finalmente te sugiero: 
Goza de tu vida mientras dure. Y recuerda que salir a la calle es bueno, pero regresar es mejor.
Si olvidas nombres, no importa. ¡A lo mejor esas personas olvidaron que te conocieron ..!
Ten muy en cuenta que mucho, MUCHÍSIMO  de lo viejo fue bueno:
Las viejas canciones, las películas clásicas, y lo mejor de todo ... ¡Tus AMIGOS DEL ALMA ..!!!

Me despido deseándote que estés bien, querido y siempre recordado amigo del alma.

Recordé tantos gratos momentos de mi pasado en que ustedes estuvieron presentes. Y de cada uno de ustedes aprendí algo muy valioso.

No es lo que has reunido o acumulado, sino lo que has repartido y lo que has dado de ti, lo que has entregado con generosidad y amor, lo que dirá la clase de vida que has tenido.

viernes, 16 de agosto de 2019

Soledad & Vejez


Me ha parecido interesante continuar analizando el tema de la soledad relacionado con la vejez.

En los programas de los diferentes partidos, entiendo que no aparece analizado en profundidad y tampoco aparecen soluciones diferentes a las que se han propuesto hasta ahora.

La bibliografía disponible deja en evidencia la complejidad del tema y al mismo tiempo su magnitud, que la ha convertido en motivo de Políticas Públicas en algunos países europeos.

Para intentar hallar soluciones adecuadas es necesario estudiarlo en función de lo que han hecho otros países al respecto y me propongo compartir en este blog, mis hallazgos.

Por la extensión y cantidad de documentos la idea es realizar publicaciones sucesivas.

De acuerdo con De Jong Gierveld, Keating y Fast (2015), el sentimiento de soledad es una experiencia subjetiva y negativa, resultado de una evaluación cognitiva en la que existen discrepancias entre las relaciones sociales que desean las personas y las que poseen realmente.

Para Perlman y Peplau, la soledad es “una experiencia desagradable que ocurre cuando la red de relaciones sociales de una persona es deficiente en algún sentido importante, sea cuantitativa o cualitativamente”, Dicha definición, por otro lado, incorpora elementos de la propuesta por De Jong Gierveld (1987), al concebir la soledad como un sentimiento que llegan a sufrir las personas al percibir una falta de relaciones sociales, insatisfactoria o inadmisible, bien porque su número es inferior al que desean o bien porque no aportan la intimidad esperada.

El sentimiento de soledad obedece a una insatisfacción motivada por la falta de ciertas relaciones o la pérdida de calidad en los contactos con otras personas; es decir, tiene que ver con la manera en que los individuos perciben, experimentan y evalúan la falta de comunicación interpersonal

El hecho de vivir en solitario no conduce necesariamente al sentimiento de soledad, aunque en muchos casos supone un factor desencadenante

Weiss (1973), distingue en sus análisis dos dimensiones básicas del sentimiento de soledad, que pueden darse en paralelo: la soledad emocional, motivada por la ausencia de una figura íntima o confidente en la vida de las personas, como la pareja o una estrecha amistad; y la soledad social, causada por la falta de una red amplia y efectiva de familiares, amigos o vecinos, lo que conduce a una integración social deficiente

Las personas mayores son especialmente vulnerables: tienen más riesgo de sufrirlo porque están expuestas a eventos críticos que generan cambios sustanciales en sus relaciones sociales

La relación entre el sentimiento de soledad y el sexo de las personas mayores también ha sido objeto de numerosas investigaciones. Los resultados son contradictorios lo que significa que no hay una respuesta contundente dependiente de esta variable.

La literatura internacional sí muestra un claro consenso vinculando el sentimiento de soledad con el estado civil de las personas mayores. Una circunstancia clave es si tienen o no pareja, dado que suele constituir su principal fuente de apoyo: quienes no la poseen, sean varones o mujeres, son mucho más vulnerables al sentimiento de soledad que quienes sí tienen pareja (Lykes y Kemmelmeier 2014; Pinquart 2003

Se ha recalcado el efecto protector que tiene el matrimonio y en general las relaciones de pareja contra el sentimiento de soledad, así como la especial propensión que tienen a sufrirlo las personas viudas o divorciadas

Dykstra y de Jong Gierveld (2004) sostienen que los varones tienen más riesgo que las mujeres de experimentar tanto la soledad emocional como la social, estén o no casados.

Otro hecho bastante apuntado en la literatura internacional es la desigual prevalencia que tiene el sentimiento de soledad dependiendo de cuál sea la forma de convivencia de las personas mayores. 

Las que habitan en hogares unipersonales son quienes más lo sufren y las que conviven con la pareja, en una situación familiar de nido vacío, quienes menos.

El hecho de residir en hogares que no son unipersonales es uno de los principales factores que protegen a las personas mayores contra el sentimiento de soledad.

Los varones sufren el sentimiento de soledad con especial intensidad. La razón expuesta es que encuentran más dificultad para adaptarse, sobre todo si habitan en un hogar unipersonal. Se les ve menos capacitados para mantenerse independientes y más vulnerables a la soledad pues reciben menos apoyo emocional por cuestiones de género.

El apoyo emocional que precisarían al ser algo inmaterial, ni los allegados lo perciben ni ellos mismos lo demandan. Además, sus redes sociales poseen una acción limitada, así que están más expuestos al aislamiento.

El desarrollo de políticas públicas y programas de intervención social para mejorar la calidad de vida de las personas mayores necesita disponer de conocimiento científico relevante sobre los problemas más frecuentes a que se enfrentan: el sentimiento de soledad es uno los principales, afectando sobre todo a personas viudas, generalmente de edad avanzada, gran parte de las cuales viven solas.


lunes, 13 de mayo de 2019

La soledad como opción


Alguien escribió en mi muro de facebook: “su tan invocada soledad, parece más una opción personal, que una circunstancia”.

Por lo que he dicho en más de una oportunidad, dudo que haya gente que elija la soledad sin razones, muchas veces de gran peso y muy respetables, para realizar esa opción de vida.

Es muy frecuente, sobre todo para las mujeres, que la soledad sea impuesta por la biología o causas similares y en ese caso el temor o rechazo a reiniciar otra relación es mucho más fuerte que el peso de la soledad. A determinadas edades ya las manías juegan un rol relevante ante la hipótesis de compartir la vida con otra persona de similar edad y carga de costumbres y manías. La atracción física y la pasión no juegan con tanta intensidad como antes lo hicieron.

Si la soledad es el resultado de la ruptura de una pareja, por desavenencias, el temor a un nuevo fracaso se convierte en una barrera muy difícil de superar. 

En otros casos el dicho que afirma que “es mejor estar solo que mal acompañado”, para quienes hemos disfrutado de la compañía de excelentes personas, se convierte en una regla de oro. La vara es muy alta y muchas veces la capacidad para descubrir cualidades y defectos de otros se torna, sobre todo para los hombres, en una tarea muy difícil.

Para muchos la contención y el cariño puede llegar de muy variadas formas, pero el placer de los mimos y caricias sólo son posibles si hay quien los aporte.

Múltiples son por tanto las razones por las que alguien se encuentra solo, que nada tienen que ver con una opción personal en favor de la soledad exclusivamente.

jueves, 2 de mayo de 2019

Centros Diurnos para la 3ª edad


En la 3ª edad ¿qué tan necesaria es la compañía?


Para quienes han trabajado la mayor parte de su vida el retiro implica, en muchos casos, aislamiento y desocialización.

En psicología y sociología, se entiende por desocialización la falta de socialización, el proceso por el cual una persona experimenta la pérdida de su papel en la sociedad y una pérdida asociada de poder o prestigio. El individuo tal vez pase por la experiencia de perder su identidad social y sufrir una crisis de identidad, la pérdida de la igualdad con el de su clase y la de su imagen y autoestima, y puede tener problema para encontrar una actividad sustitutoria y otro grupo de adopción.

La biología también aporta a ese proceso dejando en soledad a quienes han vivido en pareja.

Si se da la combinación de ambas situaciones, la cosa tiende a agravarse

Conversando con una amiga, analizábamos las complicaciones que existen a nuestra edad, para formar pareja, los riesgos que el intento conlleva, la posible pérdida de la libertad alcanzada y las dificultades para compatibilizar costumbres y por qué no, manías adquiridas a lo largo del tiempo.

Una pregunta que nos hacíamos es si formar una nueva pareja es la verdadera necesidad que uno siente a la hora de buscar compañía.

La realidad nos muestra que muchas personas buscan, en amistades del mismo sexo, la alternativa para compartir esos momentos. Tomar el té o alguna bebida alcohólica, jugar a las cartas, etc. Para ello pueden no necesitar de espacios públicos y sus propios domicilios pueden ser el centro de reunión.

¿Es esa una solución completa?

Por lo menos para quienes hemos vivido la mayor parte de la vida en pareja, esa alternativa  no parece serlo.

Quizás sea, entre los hombres que se han quedado solos, donde mayoritariamente se sienta la necesidad de la compañía del otro sexo, lo que no debería significar que la solución pase necesariamente por formar una nueva pareja.

En el transcurso del intercambio llegamos a la conclusión que,  a esta altura de la vida, una opción podría ser la búsqueda de amistades con personas del otro sexo, que resolvieran esa demanda.

La pregunta siguiente se refirió a las características que deberían tener esas personas que pudieran integrar el núcleo de nuestras amistades.

Ella me dijo que debería ser: compañero/a, amable, tener los mismos gustos y disfrutar con lo mismo y que debería ser querible y respetable.

Para encontrar esas personas, parece obvio que no son las redes el mejor sitio para lograrlo.

Otra amiga sugirió una variante a la propuesta anterior:
"La amistad con derecho a roce —llamado por la costumbre como Amigos con derechos—, es una relación de pareja que intenta combinar la vinculación afectiva, los comportamientos y actitudes típicos de una amistad, con la posibilidad de mantener relaciones íntimas o sexuales." Puede ser promiscua, es decir sin fidelidad, o leal, solo entre dos personas, pero no involucra convivencia.

Después de muchos intercambios, sobre todo con respecto al concepto “con derecho”, que no aplica a mi entender, aparentemente el significado de esta opción es que la amistad no queda limitada al concepto  tradicional y no excluye de ante mano otro tipo de relaciones.

Parece que lo esencial de esta opción es que lo que sí parece más excluyente es la idea de convivencia, que es donde surgen las mayores dificultades, en función de las pérdidas de libertades ya adquiridas o recuperadas.

Personalmente creo que, más allá de las prevenciones que el volver a vivir en convivencia pueda tener, esa necesidad si surge lo hace sin premeditación, como algo natural del enamoramiento entre dos personas que estén dispuestas a sacrificar libertades que les son muy importantes.

De todas formas parece ineludible que para que cualquiera de estas opciones surja, son necesarias oportunidades, que requieren lugares adecuados para que el vínculo y el conocimiento sean lo más natural y espontáneo posible.  

De ahí surge algo que hace mucho tiempo vengo pensando, que en otros países existe y que refiere a la necesidad de crear Centros Diurnos barriales, para personas de la 3ª edad, donde se puedan establecer esos vínculos y donde los adultos mayores dispongan de espacios de resocialización, de entretenimiento y distracción, que hagan más llevadero el tiempo de la desocupación, que cada vez parece ser más largo.

Cuando uno soporta diariamente la propaganda sobre los logros y bondades del Programa de Cuidados, se pregunta si no sería mucho más útil invertir en este tipo de soluciones.

Claro, no serían tanto los beneficiarios directos e indirectos (votos) ni los contratos para atenderlos (más votos), pero si seguramente tendrían mucho más impacto que el cuidar durante 4 horas a gente en su casa que seguramente tienen problemas serios de desocialización.