lunes, 13 de mayo de 2019

La soledad como opción


Alguien escribió en mi muro de facebook: “su tan invocada soledad, parece más una opción personal, que una circunstancia”.

Por lo que he dicho en más de una oportunidad, dudo que haya gente que elija la soledad sin razones, muchas veces de gran peso y muy respetables, para realizar esa opción de vida.

Es muy frecuente, sobre todo para las mujeres, que la soledad sea impuesta por la biología o causas similares y en ese caso el temor o rechazo a reiniciar otra relación es mucho más fuerte que el peso de la soledad. A determinadas edades ya las manías juegan un rol relevante ante la hipótesis de compartir la vida con otra persona de similar edad y carga de costumbres y manías. La atracción física y la pasión no juegan con tanta intensidad como antes lo hicieron.

Si la soledad es el resultado de la ruptura de una pareja, por desavenencias, el temor a un nuevo fracaso se convierte en una barrera muy difícil de superar. 

En otros casos el dicho que afirma que “es mejor estar solo que mal acompañado”, para quienes hemos disfrutado de la compañía de excelentes personas, se convierte en una regla de oro. La vara es muy alta y muchas veces la capacidad para descubrir cualidades y defectos de otros se torna, sobre todo para los hombres, en una tarea muy difícil.

Para muchos la contención y el cariño puede llegar de muy variadas formas, pero el placer de los mimos y caricias sólo son posibles si hay quien los aporte.

Múltiples son por tanto las razones por las que alguien se encuentra solo, que nada tienen que ver con una opción personal en favor de la soledad exclusivamente.

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