lunes, 26 de octubre de 2015

Necesidades de vivienda en la 3ª y 4ª edad. II


En la publicación anterior me referí a las soluciones asilares para aquellas personas que no tienen otra alternativa, para atender sus necesidades de vivienda y que requieren cuidados progresivos.

Hoy les traigo una publicación de la Red de Residenciales que nos aporta su visión sobre esta categoría de soluciones. El link es el siguiente: https://www.facebook.com/Red-de-Residenciales-234132499957609/

En los últimos años se ha producido una transformación muy interesante en los alojamientos para la tercera edad, tradicionalmente llamados residenciales de ancianos.
Desde hace muchos años este sector se ha desempeñado con una infraestructura que no era la mejor dado que se utilizaban casas de familia con pocos dormitorios y menos baños, así como las deficiencias propias de una construcción no adaptada a la función de alojamiento.
Esto sumado a que las personas que brindaban el servicio eran personas que en la gran mayoría de los casos no tenían formación ni experiencia en esa área y que lo único que las animaba a realizarlo era el amor al prójimo, hacía que además de la infraestructura, los servicios no fueran los mejores.
En comparación con los servicios brindados a la tercera edad en otros países, Uruguay venía muy rezagado hasta hace un par de años, donde el abanico de servicios ha ido subiendo de nivel tanto en la mejor oferta de infraestructura como en los servicios que se brindan.
Aunque aún no se ha llegado a los niveles internacionales como se brindan en España, Europa y otros países desarrollados, se está viendo una tendencia muy interesante en cuanto al mejoramiento de infraestructura y servicios, especialmente en Montevideo y alguna ciudad del interior de nuestro país.
Sin datos estadísticos, pero con conocimiento de causa por la actividad que desarrollamos, nos animamos a decir que entre el 20% o 30% de las residencias actuales brindan habitaciones con baño privado, Aire acondicionado, Tv cable, y todos los servicios que podemos encontrar en un hotel de tres estrellas, sumado a los servicios de atención médica y de suministro de medicación, así como talleres de actividades diversas como, musicoterapia, talleres de estimulación cognitiva, gimnasia, etc.
Esperamos que este mejoramiento continúe y podamos ver infraestructuras y servicios que en nada tengamos que envidiar a los países desarrollados e inclusive podamos ser ejemplo en nuestra región.

Entiendo que estamos en un buen camino, pero éste es largo y queda mucho por registrar, controlar y dar seguimiento.
De todas formas se trata de servicios que atienden demandas del mercado, dirigidas a un nivel socio económico medio y medio alto y éste tiene formas de controlarlo. 
Los organismos responsables deberían ofrecer garantías que las prestaciones técnicas requeridas se cumplen a cabalidad.


sábado, 17 de octubre de 2015

Necesidades de vivienda en la 3ª y 4ª edad.

En entregas anteriores me ocupé del tema de la sexualidad en la 3ª edad.

En esta oportunidad y a punto de partida de la crónica policial salteña, relacionada con las condiciones en las que debió vivir y morir una persona alojada en una “residencia” de esa ciudad, he resuelto encarar el tema de las opciones residenciales que existen acá y en otras partes del mundo para satisfacer esa necesidad de quienes integramos este grupo etario.

Parece claro que el tema es muy vasto por la multiplicidad de situaciones que pueden presentarse.

Creo que la primera gran diferenciación es entre la 3ª y la 4ª edad. Las condiciones físicas y sobre todo mentales pueden ser muy distintas y con ello la vulnerabilidad se va incrementando a medida que se avanza con la edad.

Otra variable que tiene gran incidencia en las necesidades y sus respectivas soluciones, es la situación económica y el nivel de ingresos que se tenga.

Tampoco se deben olvidar los aspectos culturales y sobre todo familiares, que frecuentemente cobran gran relevancia.

Para aquellas personas pobres o indigentes, que no cuenten con una familia que los contenga, la solución pasa por asilos u hogares de ancianos (como se les llama habitualmente en el interior y que muchas veces ocupan plantas físicas que fueron de la Comisión Honoraria para la Lucha Antituberculosa) que  deberían, a mi juicio, ser controlados y supervisados adecuadamente para que se respeten los derechos de sus usuarios a ser bien atendidos y cuidados. Para ello se debe dotar, a las instituciones responsables del contralor, de los RRHH necesarios para que puedan cumplir adecuadamente con la función.

Las instituciones rectoras, a su vez, deberían definir con claridad los estándares de calidad en materia de atención de la salud, higiene, alimentación, calefacción y refrigeración, etc. para que las reglas sean bien claras y los usuarios y sus familiares sepan qué pueden exigir y lo exijan.

Estos servicios ¿deben ser públicos o privados o deben ser gestionados por ONGs? Confieso que tengo grandes dudas al respecto.
Por lo pronto descarto los servicios públicos controlados por otros organismos también estatales. 
Sería bueno definir un sistema que ofrezca garantías de que el usuario de esos servicios está bien protegido y respaldado en sus derechos.

Quizás habría que pensar en soluciones departamentales con contralor nacional.

O como me aporta un querido colega y amigo: “es posible unir esfuerzos. Por ejemplo, infraestructura y gestión, en el marco de una regulación y fiscalización adecuadas”. Mi amigo continua diciendo: “Como médico he tenido que asistir pacientes en muchos de estos servicios, algunos buenos, pero la mayoría con carencias importantes. Carencias de las que no están libres algunos servicios estatales. Quisiera dejar constancia que en los que las personas estaban en buenas o muy buenas condiciones, era en los Hogares dirigidos por comunidades religiosas o sociales, donde ni el lucro ni la burocracia eran lo importante. Si lo eran el bienestar de los internos. En general se “respiraba” cariño y respeto por las personas”.

De todas formas, lo importante es que quienes ejerzan el contralor tenga una actitud responsable y comprometida con la defensa de los usuarios, similar a los inspectores de la DGI, asumiendo que quienes no actúen correctamente están defraudando al país y a sus pobladores y merecen severos castigos. 
Para ello se deben definir criterios de reclutamiento y selección adecuados, formas de contratación que impliquen la pérdida del trabajo si no se cumple adecuadamente con la función y programas de capacitación y evaluación que garanticen que las personas contratadas para esa función la cumplan con la calidad requerida.  

Con referencia a estos servicios asilares deberíamos preguntarnos si los disponibles son suficientes, si se debería construir nuevos asilos u hogares, para ampliar la capacidad de cobertura y atención para tantas personas que hoy viven en situación de calle, o deberíamos pensar en complementar la oferta existente con servicios residenciales que incluyan los actualmente servicios clandestinos, regulando, controlando y complementando su financiación con aportes estatales vinculados a la seguridad social.

Con todo respeto por quienes han trabajado y aportado para el Sistema Nacional de Cuidados, atender este grupo tan especial y vulnerable de la ancianidad, debería ser prioritario. 

Por último, quiero cerrar esta entrega con otro aporte de mi amigo Joaquín:  
“Debemos, como sociedad, luchar para cambiar este estado de cosas. No es posible hacerlo todo de un día para el otro, por los costos económicos y sociales que significa. Pero fijemos objetivos alcanzables en plazos razonables.
Creación de centros diurnos, con el consiguiente alivio para las familias así como la contención del anciano, su recreación y posiblemente el rescate de sus experiencias residuales”.

En una próxima entrega abordaré el tema de las Residenciales.

viernes, 9 de octubre de 2015

Anciana falleció tras pasar frío, hambre y ser atada en residencial

Dueños de hogar fueron remitidos a la cárcel por omisión de asistencia

09 oct 2015

Una señora de 61 años, que había sido internada por su esposo e hijos en un en un residencial para la tercera edad, falleció tras pasar hambre, frío y ser atada a una silla durante varios meses.

El juez Penal de 2° Turno de Salto, Enrique Ismael Falco procesó con prisión a dos personas responsables del residencial por un delito continuado de omisión de asistencia. El esposo de la fallecida A.O. también fue remitido a prisión por un delito de abandono de personas incapaces de bastarse a sí mismas.
El 6 de marzo de este año, la Justicia salteña dispuso el procesamiento y privación de libertad de la señora L.G.C.G. como autora de un delito continuado de privación de libertad de ancianos.
El magistrado actuante decidió, en esa resolución, continuar con las investigaciones en los hogares dirigidos por L.G.C.G. Se trataba de tres casas de salud. Uno de los residenciales, ubicado en la calle José Pedro Varela de Salto, había sido clausurado el año pasado por varias irregularidades.
Durante las actuaciones, el juez Falco constató que la anciana recientemente fallecida estaba en perfecto estado de salud hace dos años atrás. El 4 de junio de 2013 se le hizo una pericia psiquiátrica forense a la anciana R.P., entonces de 61 años. Allí se supo que ésta carecía de antecedentes psiquiátricos relevantes.
"(La anciana presenta) buen estado general. Bien aliñada. Presentifica la entrevista. Relato espontáneo, coherente. Sin elementos de ansiedad ni angustia", señala el informe técnico hecho a pedido de la sede.
En esos momentos, la anciana había presentado una denuncia por violencia doméstica contra su esposo A.O.
Trece meses más tarde, el 4 de agosto de 2014, dos hermanas de la anciana concurrieron al Juzgado de Salto para solicitar que el esposo no se acercara a la anciana (medidas cautelares). También indicaron que la situación de violencia doméstica vivenciada por su hermana R.P. de parte de su esposo A.O. le causó un deterioro físico y psíquico.

Las denunciantes señalaron que durante un prolongado tiempo no supieron del paradero de su hermana. Pretendieron conocer el mismo a través de su cónyuge O.A. Sin embargo, su cuñado no les dio información.

Las hermanas buscaron a la anciana por sus propios medios. La encontraron en una casa de salud ubicada en la calle José Pedro Varela al 7XX de Salto. Cuando la vieron, se llevaron una desagradable sorpresa al encontrarla "en pésimo estado de salud, sin los cuidados básicos de higiene y alimentación necesarios para su edad y situación (es una señora de 61 años y representa mucho más) en total situación de abandono". Una funcionaria del residencial informó a las dos hermanas que la anciana fue internada allí por su esposo, quien concurre al lugar una vez por mes y pregunta: "¿Cómo está? ¿No murió?".

Inspección.

Funcionarios judiciales y del Ministerio de Desarrollo Social concurrieron al residencial y entrevistaron a la anciana. Detectaron que esta tenía frío, casi no podía sostenerse en pie, no se comunicaba y estaba atada a una silla con una correa. En otra habitación había otras dos personas atadas. "Hay olor a orín y la habitación tiene mal olor", señala el magistrado en su resolución. Después de la visita, el MSP cerró el residencial.
El 1 de enero de este año, la anciana falleció.

Cucarachas, moho y vegetales en mal estado.

La Justicia verificó las pésimas condiciones de alojamiento de los ancianos en el residencial clausurado. "Se constató paredes con hongos y moho próximas a las camas, una pelela con abundante papel y orines en su interior, aglomeramiento de camas. el único baño existente tiene el lavatorio dañado y en desuso, con piso mojado por una pérdida continua de agua, ropa y pañales tirados. Se logró documentar la presencia de cucarachas en el placard de la cocina y dentro de la heladera, así como vegetales en mal estado debajo de la mesada". El expediente judicial señala que un familiar de la anciana fallecida preguntó en el residencial: "¿Por qué hay pocos ancianos".
Una funcionaria respondió: "Se fueron para arriba" y apuntó al cielo con un dedo de la mano.

Reflexiones

Esta crónica debo decir que no aporta nada nuevo. 

Desde que me vinculo con el sector de la salud, he conocido innumerables situaciones  de violencia ejercida con los internados, sin llegar a estos extremos.

La Asociación que nuclea a los propietarios de residencias registradas por el MSP en más de una oportunidad planteó la inequidad existente entre quienes cumplen con las normas y quienes no lo hacen.

La dificultad principal radica en el qué hacer si se resuelve el cierre de todas aquellas residencias y opciones residenciales, que no cumplen con los requisitos básicos que garanticen condiciones mínimas de cuidado y atención.

Cuando escucho el planteo del Sistema Nacional de Cuidados me pregunto: ¿No habrá que resolver estas situaciones primero?

lunes, 5 de octubre de 2015

La sexualidad en el adulto mayor 2ª entrega


El importante número de visitas que tuvo la página luego de la publicación anterior, confirma la importancia del tema y la necesidad de su tratamiento profesional.

Continuamos sintetizando la misma publicación.

Mitos sobre la sexualidad en la vejez

Vivir en una sociedad que promueve hasta la saciedad un modelo corporal juvenil, puede favorecer que los cambios asociados al envejecimiento, se vivan con una cierta angustia.

Contrario a la creencia popular, la población anciana continúa disfrutando de su sexualidad.

El estereotipo del anciano es un individuo de pensamiento y movimientos lentos, que requiere asistencia total y que nunca piensa en complacer o explorar su sexualidad.

Estos mitos no tienen ninguna base real, los más comunes son:

  •          la disfunción eréctil es normal por la edad,
  •          los ancianos no tienen deseo sexual,
  •          los adultos mayores no tienen la capacidad de hacer el amor,
  •          los viejos son muy frágiles y propensos a lastimarse si intentan el coito,
  •          los ancianos son poco atractivos e indeseables,
  •          los viejos que se involucran en actividades sexuales son perversos,
  •      es  de muy mal gusto que las personas mayores expresen en público manifestaciones de afecto y deseo; etc.


Desafortunadamente esos mitos son perpetuados y estimulados incluso por la ignorancia de profesionistas e intelectuales que muestran un punto de vista estrecho acerca de la ancianidad.

La persona mayor que mantenga una percepción positiva de su cuerpo y de su pareja, mantendrá relaciones sexuales satisfactorias.

Pfeiffer escribe al respecto: "El envejecimiento exitoso es aquel en que las personas han tomado la decisión de mantenerse en actividad física, social, emocional e intelectual. Tenemos todas las razones para creer que mantenerse activo sexualmente ayudará a mejorar la calidad de vida en los años futuros".

Cambios en la función sexual con la edad

Como se ha mencionado previamente, el comportamiento sexual en la vejez depende de muchos factores: salud en general, disponibilidad de un compañero (a) sano (a), personalidad, actitudes hacia y de los otros, nivel de educación, nivel social, creencias sexuales, actitud sexual previa, intereses y prácticas previas, grado de satisfacción con la vida, etc.

La sexualidad en el anciano debe considerarse en una forma amplia e integral, incluyendo en ella tanto componentes físicos como emocionales.

Por ello, se  acepta como normal en el anciano ciertas modificaciones en el patrón sexual considerado como estándar si se relaciona con el adulto joven; estas serían: disminución del número de coitos y el aumento proporcional de otras actividades sexuales como las aproximaciones físicas, caricias, ratos de intimidad emocional, de complicidad, relaciones de compañía o masturbaciones.

Conclusiones

Es necesaria una educación sexual por parte de la población en general, lo cual redundará en beneficio de las personas de la tercera edad al desmitificar los prejuicios y las actitudes injustas, evitando la patente discriminación de que es objeto y mejorando con ello su calidad de vida. Disponer de más información no va a ser suficiente.

Debemos tratar en lo posible, al menos de disminuir el sentimiento de culpa asociado a las prácticas sexuales, por parte de algunos ancianos y ancianas.

Ahora bien, estamos hablando de un grupo de hombres y mujeres nacidos en las dos o tres primeras décadas de este siglo, se comprenderá que una actitud ante la sexualidad aprendida en un contexto cultural de prohibición, va a generar ideas negativas hacia las prácticas sexuales que se den con una perspectiva de comunicación-diversión.

Probablemente este factor sea uno de los que más contribuya a mantener una situación de negación de las necesidades afectivo-sexuales.

Es preciso un cambio en el modelo dominante de conducta sexual: El coito no debe ser el elemento central a partir del cual gira toda la relación sexual.

Probablemente la comunicación sensual, la ternura y el afecto, las caricias y los juegos sin prisas, presiones o agobios, sean la clave en la que se articule una nueva manera de acercarse al sexo en la vejez.


jueves, 1 de octubre de 2015

La sexualidad en el adulto mayor



En este blog procuro rescatar y publicar información que nos ayude a entender mejor la realidad de un grupo de la población que cada vez es más numeroso.

El tema de la sexualidad del adulto mayor es un tema descuidado e ignorado por razones culturales que hacen que esta etapa de la vida, cada vez más prolongada, se viva desconociendo su significado y su importancia.

Su tratamiento no es cosa fácil, porque debemos transitar entre tabúes, creencias religiosas y mitos que recién ahora se están modificando y debemos hacerlo con respeto por la sensibilidad de cada uno de nuestros lectores.

Sintetizaré alguna publicación de profesionales que saben del tema y las publicaré en más de una entrada.

Espero que sea de interés y estimule sus comentarios.. 

La primera entrega se vincula con una publicación de Julieta Jiménez Bustamante
Médica general, Psiquiatra, Educadora Sexual

Introducción
La sexualidad se manifiesta a través del complejo ínterjuego entre las necesidades de intimidad, afecto, vinculación, autoerotismo, autoimagen, y el contexto del individuo en  relación al género, comunidad y etnicidad
La combinación de la capacidad para disfrutar una relación sexual satisfactoria y la capacidad de expresar los deseos sexuales propios no disminuyen con la edad
La valoración de la sexualidad en el anciano de ambos sexos incluye un enfoque múltiple, pues más que una afectación intrínseca, lo que existe es una acumulación de factores (enfermedades cardiovasculares, daño en los vasos sanguíneos del área genital, cáncer o enfermedades debilitantes, problemas psiquiátricos, ingestión de medicamentos y de alcohol, así como influencias y hábitos previos), que influyen de forma negativa sobre la actividad sexual y no exactamente la edad.
La actividad sexual en esta etapa depende también de características físicas, psicológicas y biográficas del individuo, de la existencia de una pareja, así como del contexto sociocultural en que está inmerso

Historia
Las primeras consideraciones sobre la sexualidad datan desde hace casi cinco mil años. Tan solo se dispone de datos muy limitados sobre la descripción de las conductas y  actitudes sexuales en diversos pueblos con anterioridad al año 1000 A de C.
En el año 2500 a.C., los chinos consideraban que la relación sexual era obligatoria hasta los setenta años, tanto para mujeres como para hombres, ya que pensaban que el sexo es favorable para la salud, como medio para alcanzar una vida larga y feliz.
La gran mayoría de las prescripciones sexuales atribuidas al cristianismo pertenecen al pensamiento y a los escritos teológicos cristianos posteriores a Cristo. En la Edad Media se sataniza al sexo: se creía que el placer sexual era pecado, obra del demonio. La relación sexual en el pensamiento medieval tiene como único objeto la procreación (herencia del pensamiento hebreo) y, en consecuencia, está limitada a los matrimonios.
Al relacionar la sexualidad con la reproducción, se negó de esta manera el disfrute de la sexualidad al anciano.
Hasta hace pocos años se creía que la menopausia marcaba el final del goce sexual femenino, debido a que se justificaba la sexualidad como necesaria para acceder a la maternidad.
Es hasta el siglo XX que se empieza a investigar la sexualidad desde un punto de vista más científico. Algunos autores comenzaron a ofrecer una visión más positiva de la sexualidad como por ejemplo: Sigmund Freud (1856-1939). Este autor reconoce la importancia de la sexualidad en la salud y en la enfermedad.